viernes, 28 de agosto de 2009

Shiva Nataraja


Shiva Nataraja, es el señor de la danza, esta imagen es tal vez el más rico y elegante símbolo del hinduismo. Los hindúes lo utilizan para explicar su existencia y su futuro. Shiva es el alma primordial, poder energía y vida de todo lo que existe. Nataraja representa lo divino, porque en la danza el ser creado es inseparable de su creador. De manera similar, universo y el alma no pueden ser separados de Dios.

Shiva también simboliza la quietud y el movimiento forjados juntos. La quietud habla de la paz y el equilibrio en el interior de todo, en el centro. El movimiento intenso, en ocasiones representado por su cabello ondeando en todas las direcciones, muestra la furia y vigor que llenan el universo. El baile y el bailarín son uno solo. La histórica danza de Shiva se plantea como un baile de destrucción.

Según la leyenda, algunos enemigos deseaban destruir a Shiva. Enviaron un enanito llamado el diablo del olvido. El enano era la encarnación del mal. Para combatirlo, Shiva inició su danza cósmica, subyugando al demonio y liberando al mundo. Shiva salta sobre el enano y le aplasta la espalda con un pie. Esta es la pose de Shiva Nataraja que tiene tanto significado.

La danza de Shiva está compuesta por la combinación siempre fluyente de sus cinco actividades. A quien sabe ver y sobre todo percibir, la Danza de Shiva, en un resumen cautivador.


El poder de la creación está representado por la mano derecha en alto y el tambor, sobre el cual toca y produce las vibraciones de las que emanan los ritmos y ciclos de la creación. Con su mano derecha levantada en abhya mudra, Shiva dice: «Yo protejo».





El poder de mantener está representado por la mano derecha de abajo en un gesto de bendecir o indicación de no temer.




El poder de destrucción se muestra a través del fuego que sostiene en su mano izquierda elevada en una pose de media luna. El fuego, que transforma y destruye, surge de la mano que toca el anillo inflamado. Esa luna creciente se puede observar también en su cabello. Su cabellera reúne varios símbolos. Joyas adornan sus cabellos trenzados cuyas mechas inferiores giran indicando la impetuosidad de su danza, que mantiene al universo.



El poder de ocultar es de aquél que esconde la verdad, permitiendo así el crecimiento y eventual cumplimiento del destino, representado por el pie derecho parado sobre el demonio postrado. El pie que aplasta a un enano maléfico, para los tántricos, es responsable de la muerte de la dulce Sati, pero «oficialmente» es el demonio Muyakala.



El poder de revelar, brinda conocimiento y libera el espíritu. Éste está representado por el pie izquierdo levantado y la mano izquierda hacia abajo como una trompa de elefante. Esta mano que señala hacia el pie levantado, libera a quien penetra en el mito, revelándole la esencia del cosmos.





El arco de fuego dentro del cual baila Shiva es el vestíbulo de la conciencia, conocido también como el corazón lleno de luz del hombre, es el centro del universo físico. Nataraja danza dentro del universo y entre la existencia, revelando la extrema realidad.



Puede llevar en su cabello una sirena, una calavera, una cobra y/o una luna creciente. Una cobra se agarra a sus cabellos, sin hacerle daño. La cobra o serpiente es el poder cósmico que vive en todo. La guirnalda de cráneos que lleva, se identifica con el tiempo y asegura la muerte de todos los seres. Un solo cráneo en su pecho es el creador. En su oreja derecha un pendiente para hombre, en la izquierda un pendiente para mujer indican que reúne en él los dos sexos. Sus joyas acentúan su divinidad: lleva ricos collares en torno al cuello, su cinturón está recubierto de piedras preciosas, sus muñecas adornadas con brazaletes, igual que sus tobillos y sus brazos, y lleva anillos en los dedos de las manos y de los pies. Viste un calzón ajustado de piel de tigre y un echarpe. Para provocar a los brahmanes lleva también el cordón sagrado.



Los tres ojos simbolizan el sol, la luna y el fuego o los tres poderes; crear, preservar y destruir. Dos ojos representan el mundo de dualidad mientras que el ojo del medio muestra la visión de no-dualidad. A pesar de la danza desmelenada, el rostro de Shiva permanece sereno. En la frente se abre su tercer ojo, el de la intuición, que atraviesa a las apariencias y transciende lo sensorial. Su sonrisa indica una transcendencia imperturbable.


El simbolismo de Shiva Nataraja es religión, arte y ciencia fusionados en uno. La eterna danza del Dios de creación, preservación, destrucción y gracia sostiene un entendimiento oculto y profundo de nuestro universo. Shiva reúne en sí mismo las tres funciones cósmicas: creación, protección, disolución. Brahma crea, Vishnú protege, y dejan a Shiva el poder poco glorioso de destruir.